No sabría deciros cuándo fue el momento en el que decidí que quería dedicar mi vida a la conservación de los océanos. Diría que fue a partir de los seis años, cuando estrenaron Buscando a Nemo mientras pasaba los veranos buceando durante horas y horas en la playa de mi ciudad, Cádiz.
Esa fue una de las muchas razones por lo que estudié Ciencias del Mar en la Universidad de Cádiz. Tenía claro que necesitaba involucrarme de lleno en el estudio de todo lo que estuviera relacionado con el mar y su conservación.
He de decir que desde que vi a Nemo nadar entre las anémonas sentí verdadero amor por la fauna marina, en especial por los mamíferos marinos. No me canso de aprender de estos animales tan maravillosos y la verdad es que me encantaría dedicarme a su investigación y conservación toda mi vida. Por ello, me gusta estar informada de las últimas novedades del mundillo.

La charla que me inspiró a escribir estas líneas
Intento siempre estar al tanto de cualquier tipo de divulgación sobre estos animalitos. Menos mal que en el Instagram de WARACA suelen compartir todo tipo de eventos. Gracias a ello estuve a tiempo de inscribirme en el XII Congreso de la Sociedad Española de Cetáceos. ¡Casi me lo pierdo!
Se llevó a cabo a principios de octubre y se trataron temas fascinantes, desde anatomía y fisiología de cetáceos hasta ciencia ciudadana y varamientos. De entre todas las ponencias, hubo una en concreto que me llamó mucho la atención. Manuel Castellote presentó algunos de los trabajos realizados en la costa de Alaska mediante el uso de acústica pasiva en el estudio de cetáceos. Pero, ¿quién es Manuel Castellote?

Coordinador de Investigación del Oceanográfico, Valencia.
Manuel, zoólogo de profesión, se topó hace unos 10 años con una oportunidad única: una plaza de postdoctorado en la National Oceanic and Atmospheric Administration (NOAA) de los Estados Unidos. Su nuevo lugar de trabajo sería concretamente en el Marine Mammal Laboratory de Seattle, Washington. Desde entonces, a través de técnicas acústicas pasivas, ha trabajado en el seguimiento de las distintas poblaciones de mamíferos marinos que habitan las costas de Alaska.
¿Qué mamíferos marinos se pueden escuchar en Alaska?
Tal y como nos cuenta en la charla, en los últimos años la NOAA se ha centrado en el estudio de los cambios de los ecosistemas árticos. Causados principalmente por el cambio climático y el respectivo deshielo. A través de la acústica pasiva, se están obteniendo datos en lugares y épocas del año que jamás se podrían haber estudiado si no fuera por el uso de estas técnicas.
’Vamos una vez al año a cada estación para poder seguir obtener los datos con los que trabajaremos durante el resto del año. El estado de Alaska es del tamaño de España, por lo que la logística es muy complicada’’
Manuel Castellote

Desde 2010 la NOAA tiene unas 30-40 grabadoras fondeadas de manera permanente por toda la costa de Alaska. Si calculamos los archivos que se generan en cada grabadora, todos los días durante diez años… podéis imaginaros lo complicado que puede llegar a ser el análisis a posteriori. Por ello, los científicos cuentan con potentes softwares capaces de identificar las vocalizaciones de cada especie. Las ballenas boreales, belugas, ballenas grises, yubartas, rorcuales comunes y rorcuales minke, orcas, ballenas francas y varias especies de pinnípedos son los ejemplos más comunes.
La interacción acústica entre el ambiente y los cetáceos
En la región costera de Chukchi Plateau, al norte de Alaska, se llegó a un increíble descubrimiento. Las grabadoras consiguieron medir la intensidad y frecuencia del ruido basal producido por los factores medioambientales. ¡Así es!, el hielo, las olas y el viento también dejan su huella acústica.

Esta información se contrastó con los sonidos que emitían los cetáceos: la ballena boreal (Balaena mysticetus), una de las especies más presentes, elige los momentos más silenciosos del día para cantar, al igual que otras especies de cetáceos. ¿De qué sirve esto?
Así, el animal consigue ‘’presentarse al resto de una mejor manera’’, comentaba Manuel. En este mismo estudio, los científicos se dieron cuenta de otro suceso, preocupante pero no sorprendente: en el Estrecho de Bering las ballenas boreales tienen que vocalizar a mayor volumen debido a la alta contaminación acústica que provoca el tráfico marítimo.
Otro estudio, ¿qué les está pasando a las belugas de la Bahía de Cook?
Manuel nos expuso otro de los trabajos en los que ha participado. Las poblaciones de belugas (Delphinapterus leucas) de la Bahía de Cook estaban amenazadas por la presión humana. Antiguamente esta bahía entraba dentro de lo que conocemos como Ártico, pero a causa del deshielo, esta población de belugas ha quedado fuera de la región biogeográfica.

En la gráfica, el círculo rojo marca la ubicación de la bahía. Esto no sólo afecta a una población, sino a cuatro. Las regiones en las que habitan ahora están pasando a ser transitorias ya que cada vez pasan más tiempo sin superficie helada. Tanto es así que en 2009 la National Marine Fisheries declaró la Bahía de Cook como hábitat crítico para esta especie.
A principios de los 90 se comenzó a observar una disminución severa de individuos en estas poblaciones. Lo primero que se pensó fue que los esquimales estaban cazándolas sin cumplir las regulaciones. ¿Fue esa la causa?

‘’Comenzamos a entender todas las presiones que rodeaban a estas belugas. Entre ellas, encontramos plataformas petrolíferas cercanas, un importante puerto comercial, dragados constantes en la zona y la actividad pesquera regional’’
Manuel Castellote
Es tanto el impacto que solamente quedaron 300 individuos de los 650 contabilizados en 1993. La población estaba en declive total.
¿Cómo ayudó la acústica en esta investigación?
A través de mediciones del sonido ambiental se obtuvieron los límites acústicos que pueden soportar los animales antes de que sea perjudicial para su salud, si estos sonidos pueden provocar desplazamientos a otras zonas o simplemente si no afectan a su desarrollo.
Además de grabadoras fijas al sustrato, se usaron grabadoras adheridas al animal capaces de grabar incluso el momento en el que una beluga perseguía a un salmón a través de la ecolocalización. Con estos datos, se consiguió saber cuánto y dónde se alimentaban los animales, para así contrastarlo con las poblaciones de salmones (principal alimento de estas poblaciones de belugas). De esta manera, se pudieron gestionar las cuotas de pesca de salmón para asegurar alimento a estas poblaciones tan amenazadas.

Los inesperados registros acústicos de las Orcas.
Por último, Manuel comentó un poco sobre un estudio comenzado en 2013 en la Bahía de Kotzebue, Alaska. En este también se centraron en el estudio de las poblaciones de belugas, pero fueron los mismos esquimales los que pidieron ayuda a los científicos de la NOAA. Estas tribus se siguen alimentando de belugas y hacía 30 años que no llegaban apenas a sus costas, hecho muy preocupante tanto para los esquimales como para la comunidad científica.
Mediante técnicas acústicas trataron de evaluar las posibles razones por las que las belugas ya no frecuentaban esa zona. Se fondearon grabadoras durante los meses de julio, agosto y septiembre para captar la presencia de los cetáceos. Los esquimales mientras vigilaban desde tierra. Las grabadoras sólo detectaron belugas tres días y los esquimales avistaron algunas durante una semana, pero lo sorprendente del estudio fue que en las grabaciones aparecían orcas transeúntes durante 30-40 días.

Durante los años siguientes ocurrió lo mismo. Se llegó a la conclusión de que se estaba dando una presión por depredación sobre la población de belugas por parte de las orcas transeúntes. Es curioso como en las grabaciones, las belugas no se comunican, no emiten vocalizaciones ni tampoco las orcas. Al cazar intentan estar lo menos expuestas de cara a sus presas. Manuel comentaba ‘’Sólo por las señales que observamos sabíamos que las belugas estaban en modo silencio evasivo y las orcas en modo de caza’’.
Esto demuestra que debido a la desaparición del hielo ártico por el cambio climático hay una mayor dispersión hacia el norte por parte de las orcas, siendo capaces de llegar a lugares donde antes no les era posible. La capacidad de depredación de las orcas provoca un desplazamiento del resto de especies, haciéndose con nichos ecológicos que antes pertenecían a otros, como en este caso, la beluga.
La ciencia nos permite arrojar esperanza en el futuro de las especies.
En esta región los habitantes aún cazan su propio alimento y cosechan las tierras para su propio consumo. Como Manuel decía: ‘’Si una familia caza una beluga, alimentará a muchas familias de toda la zona, ya que usarán esa carne del animal para intercambiarla por otros bienes materiales, bayas, frutas, carne de oso, etc. Los esquimales se han basado en este tipo de cultura económica durante miles de años’’. A raíz de esto, la NOAA ha considerado este problema como una cuestión de supervivencia para las tribus de esquimales.
Increíble, ¿verdad? Cuanto más nos contaba Manuel sobre cada uno de los proyectos en los que estaba involucrado, más impresionada me quedaba.
Después de esta ponencia tan interesante, empecé a entender situaciones que antes no contemplaba. Gracias a personas como Manuel y su equipo, la situación de los cetáceos que viven en la costa de Alaska está mejorando. La ciencia está arrojando un poco de esperanza a las poblaciones que allí habitan.

Sólo espero que estas especies puedan adaptarse de la mejor manera a los cambios que se están dando de manera irremediable, como es la desaparición del Ártico y que, gracias al duro trabajo que desempeñan los científicos, se lleguen a gestionar las presiones antropológicas de la forma más sostenible.
Os recomiendo que sigáis a la Sociedad Española de Cetáceos en todas las redes sociales para que no os perdáis el siguiente congreso. Todas las charlas han sido fascinantes y me ha encantado ver tanto a estudiantes exponiendo sus brillantes trabajos como a todos los científicos veteranos explicando las investigaciones tan espectaculares en las que participan, como es el caso de Manuel Castellote.
¡Muchas gracias por leer mi primer post en el blog de WARACA!
¡Por un mundo más justo con la naturaleza!
Muy bueno!